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Toledo - Eventos para Empresas

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Toledo - Ideas para Eventos para Empresas Diferentes y Originales.

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Muchos dicen de Toledo que es como la segunda Roma, y no es de extrañar a tenor de todos los tesoros que se esconden entres sus muros. Toledo es como un museo al aire libre por el que pasear es una experiencia inolvidable. Rodeada por el río Tajo se erige en un promontorio rocoso a escasos 70 kilómetros de la capital. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad y es que Toledo es una ciudad única. La magia que evocan sus calles y monumentos es inexplicable. La huella de las tres culturas que dejaron como legado la convivencia pacífica de las tres religiones monoteístas (hebrea, musulmana y cristiana) en un tesoro de incalculable valor. Sin duda, el mejor escenario posible para perderse en el tiempo, pues pasear por Toledo es hacerlo por todas las épocas de la historia. A veces tendrás la sensación de estar en la era musulmana y otras estar perdido en la época medieval. Por eso, los decorados de este apasionante juego son un escenario natural donde iglesias, mezquitas, sinagogas, conventos, murallas, torreones... conviven desde hace muchos siglos. Averiguar como salir del túnel del tiempo deleitando la vista con tanta riqueza artística es una aventura inolvidable. Las murallas, la Puerta de Bisagra, el Alcázar, la Catedral, la Mezquita del Cristo de la Luz o la Sinagoga de Santa María la Blanca...te sorprenderán y te ayudarán a salir de un túnel mágico para perderse.

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Historia

La ciudad de Toledo, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1986, está enclavada en un promontorio rocoso rodeado por el río Tajo en pleno centro de España, a escasos 70 kilómetros de la capital, Madrid. 
Considerada por muchos como una Segunda Roma, Toledo no deja de ser una ciudad única. Única en sus detalles, su historia, su cultura y su encanto. Las tres culturas de las tres religiones monoteístas -la musulmana, la hebrea y la cristiana- dejaron su huella en esta peñascosa pesadumbre y cuna de civilizaciones -como decía Cervantes- abrazada el Tajo, testigo de la impronta de todos los pueblos de la Península Ibérica. 
A lo largo de los siglos, la capital de Castilla-La Mancha ha sabido conservar un patrimonio arquitectónico, artístico y urbano milenario e inigualable. Iglesias, sinagogas, mezquitas, conventos, murallas, puentes, torreones y un sinfín de combinaciones culturales y artísticas que guardan sus edificios hacen de Toledo un museo al descubierto singular. Perderse entre sus estrechas callejuelas, plazas y jardines convierten su visita en una experiencia sin comparación. Hecha para caminar por sus largas cuestas y mirar sobre su horizonte, sobre Toledo se levantan un buen número de monumentos, rodeados de inolvidables rincones y espacios que despiertan sensaciones a ojos de quienes la visitan y de quienes tienen la suerte de vivir en ella.

Adéntrese, busque, pregunte... y si puede, una recomendación: piérdase por sus calles. Toledo tiene mucho que ver.

Actualmente, Toledo conserva la imagen de ciudad medieval refugiada en murallas y torreones de las cuales se abren distintas puertas por las que se puede acceder a su impresionante casco histórico. Desde su entrada principal, la Puerta de Bisagra, hasta el Puente de San Martín y el Puente de Alcántara en distintas posiciones, su recinto histórico ofrece numerosos sitios que visitar y contemplar. La solemne Catedral, la neurálgica plaza de Zocodover o el imponente Alcázar  frente al Tajo son sólo unos ejemplos de los muchos monumentos y edificios históricos que la ciudad alberga. Museos como el de Santa Cruz, que acoge habitualmente exposiciones itinerantes, algunas de ellas procedentes del Museo del Prado de Madrid; el Museo Sefardí, el Museo de los Concilios Visigodos o la Casa-Museo del Greco donde se encuentra la obra más importante del pintor cretense, uno de los personajes más ilustres de la ciudad. Las mezquitas del Cristo de la Luz y de Tornerías, las Sinagogas de Santa María la Blanca y del Tránsito,  el Monasterio de San Juan de Reyes, el palacio de Fuensalida, la Iglesia de los Jesuitas o los conventos de Santo Domingo y Santa Isabel...muchos edificios que ver por fuera y por dentro que representan sólo es una muestra de la riqueza monumental que posee Toledo

Lugares de interés

Puerta de Bisagra

Es de origen musulmán, de cuya época conserva restos en el segundo cuerpo interior. Su nombre deriva de la palabra árabe Bab-Shagra, que significa "Puerta de la Sagra". Fue totalmente reconstruida bajo los reinados de Carlos V y Felipe II, según las trazas de Alonso de Covarrubias. Está formada por dos cuerpos, entre los que se intercala una plaza de armas.

El monumental cuerpo exterior está formado por un arco de triunfo de sillares almohadillados, coronado por un enorme escudo imperial de la ciudad, con su inconfundible águila bicéfala y flanqueado por dos grandes torreones semicirculares de mampostería con las figuras de dos reyes sedentes, símbolo del buen gobierno del escudo medieval.

El cuerpo interior es de arco de medio punto flanqueado por torreones cuadrados coronados por chapiteles de cerámica, en una de cuyas caras aparece el escudo imperial de Carlos V, y ajedrezado en otras.  El carácter monumental y no defensivo queda patente en la inversión de las troneras ubicadas casi a ras del suelo y sillares en relieve coronando las torres.

 

Catedral Primada

Desde 1088 la Iglesia Mayor toledana tiene el reconocimiento de catedral primada sobre las demás del reino. Faltaba, pues, dotarla de una sede digna, una vez que se haya alejado el peligro directo de invasiones musulmanas tras la victoria cristiana en Navas de Tolosa en 1212. Ocupa un lugar que parece ser siempre fuera sagrado, al ser el emplazamiento de la mezquita mayor, sustituyendo ésta la catedral visigoda, posiblemente levantada sobre otra anterior.

La construcción del actual edificio empezó en 1226 siendo arzobispo Jiménez de Rada y bajo el reinado de Fernando III el Santo. Se conocen los nombres de los primeros maestros de obra: Martín, a quien se deben las trazas de la planta al estilo gótico clásico francés y su sucesor Petrus Petri. La planta del templo es, pues, de cruz latina, llamada de salón, por estar inscrita en el plano de un rectángulo. El alzado marca la cruz, creando una forma vertical triangular, ya que la nave central y el transepto tienen mucho mayor anchura y altura que las naves laterales, siendo las naves exteriores las más bajas.

Es muy interesante subir a alguna de las torres en Toledo que permiten descubrir desde las alturas los tejados de la catedral formando una cruz perfecta rodeada de aéreos arbotantes marcados por esbeltos pináculos. Sólo así, o desde los miradores del Valle, se puede apreciar la grandiosidad y la complejidad de este singular edificio, escondido en una hondonada en medio de la trama urbana.

La puerta más antigua del templo es la del transepto norte, inspirada a la correspondiente puerta de la catedral parisina de Notre Dame, dada la mucha importancia que el gótico francés otorgaba a estas entradas. El parteluz con la Virgen y el Niño introduce el tema de las escenas de la vida de Cristo, esculpidas sobre su tímpano. Es una especie de catecismo en piedra para los fieles del siglo XIII. Hay que leerlo de continuo empezando por el extremo inferior izquierdo, desde la Anunciación hasta el Juicio final y el Tránsito de la Virgen en lo alto.

Su actual cúpula de piedra es de principios del siglo XVII, cubriendo la capilla de Corpus Christi, destinada por mandato del cardenal Cisneros a la recuperación del rito mozárabe, sustituido por el católico, coincidiendo con la conquista cristiana de Toledo, 1085.

La fachada principal cuenta con tres puertas de acceso, la del Perdón o de los Reyes en el centro, la de las Palmas o del Infierno al lado de la torre y la de los Escribanos o del Juicio lindando con la Capilla mozárabe. Otras dos son la mencionada puerta del transepto norte, llamada de la Feria, de la Chapinería, del Niño Perdido o del Reloj, colocado éste por encargo del cardenal Lorenzana, a finales del siglo XVIII para marcar las horas canónigas, de ahí que sólo tiene una manecilla. Y, finalmente la Puerta de los Leones, del transepto sur, combinando las esculturas góticas y barrocas, todas de excelente calidad.

Hasta aquí se cumple el trazado gótico ortodoxo. Sin embargo, la catedral toledana posee más entradas, dos la comunican con el claustro, la de Presentación y la de Santa Catalina, y la última, insólita por su ubicación en el muro sur, la neoclásica Puerta Llana, la única que no tiene escalones. Esta modesta puerta "de servicio" que durante siglos dejaba entrar toda la cantería y esculturas para el templo se convirtió en el noble pórtico para el paso de la famosa Custodia, cuando sale majestuosamente en procesión del Corpus Christi. Actualmente es también la puerta de entrada para los visitantes. Al claustro se entra por la Puerta de Mollete y hay otras cinco puertas auxiliares en las paredes de las estructuras añadidas al templo.

 

Alcázar

En la colina más alta de la ciudad, con 548 m, domina el horizonte la solitaria mole rectangular del Alcázar. Es uno de los pocos edificios exentos de la ciudad. Los vestigios de las estructuras anteriores indican que siempre fue un lugar fortificado, desde el pretorio romano y la defensa de la alcazaba musulmana.

El actual edificio fue mandado construir por el emperador Carlos V, para tener una residencia digna de tal monarca. Para ello se destruyó casi por completo el anterior castillo medieval, aunque en la fachada oriental quedan estructuras almenadas. Cada fachada del edificio determina artísticamente el momento en que se realiza, dentro de las diversas fases del Renacimiento español.

Su primer y principal arquitecto fue Alonso de Covarrubias desde 1545, pero en el patio intervino Villalpando y fue finalmente Juan de Herrera el autor de la monumental escalera bajo bóveda de cañón y la remodelación del ala meridional que la alberga.

La portada principal, con un arco de medio punto almohadillado con los característicos "espejos" de piedra, coronado por un escudo imperial flanqueado por las figuras de los monarcas visigodos Recaredo y Recesvinto, es obra de Covarrubias.

El gran patio central está rodeado por dos galerías y presidido por la figura del emperador, copia de la obra de Pompeyo Leoni. Al exterior presenta grandes torreones cuadrados en sus esquinas, las del lado norte adelantadas y las del flanco sur al ras de la fachada modificada por Juan de Herrera, rematados por tejados y chapiteles de pizarra negra.

Y, sin embargo, el nuevo palacio no llegó a ser morada de reyes, ya que mucho antes de terminarlo, la capital se establecía en Madrid, pero sí de reinas, exactamente reinas viudas, retiradas de la corte por los sucesores de sus esposos: Mariana de Austria, viuda de Felipe IV y Juana de Neoburgo que lo fue de Carlos II.

Tuvo diversos usos, como la cárcel de la Corona, cuartel militar de ejércitos propios y extraños, o talleres de sederos, antes de albergar la Academia de Infantería. Sufrió el edificio varios incendios, provocados unos, como, en 1710 durante la Guerra de Sucesión, siendo restaurado bajo la dirección de Ventura Rodríguez, dos veces durante la Guerra de Independencia y en 1887, esta vez fortuito, antes de su casi total destrucción en septiembre de 1936.

Su reconstrucción comenzaría en 1940, coronada en 1961 con la inauguración del monumento a los defensores del Alcázar durante la Guerra Civil, realizado por Juan de Ávalos. Durante años albergó parte del catálogo del Museo del Ejército, siendo adaptado para albergarlo en su totalidad, como único emplazamiento nacional de esta colección e inaugurado como tal en 2010. También se realizaron obras de habilitación de la planta superior del edificio a las necesidades de la moderna Biblioteca de Castilla-La Mancha.

 

Museo de los Concilios y Cultura Visigótica

El Museo contiene colecciones arqueológicas de los siglos VI, VII y VIII, que muestran algunos de los vestigios históricos-artísticos de los que fue la antigua capital del reino visigodo de Toledo, tales como cimacios, capiteles, relieves, muestras epigráficas, pintura, documentos y orfebrería. También se exhiben los ajuares encontradas en la Necrópolis de Carpio de Tajo, así como excelentes reproducciones de las coronas votivas del tesoro de Guarrazar. En cuanto a la iglesia, se caracteriza por tener una planta basilical de tres naves, separadas por arcos de herradura califal, que se sustentan en pilares a los que se adosan columnas con capiteles reutilizados (seis de origen visigodo), capilla absidal y una esbelta torre. La cúpula del ábside es de Covarrubias y el retablo de Diego Velasco. Los frescos que recubren los muros (s.XII) poseen acusadas influencias románicas e hispano árabes.

 

Mezquita del Cristo de la Luz

El edificio original es de planta casi cuadrada de época califal. Su estado de conservación es prácticamente íntegro y constituye, por su originalidad, la más importante muestra del arte islámico en Toledo. Se levantó en el año 999 por el arquitecto Musa ibn Alí, según reza una inscripción en caracteres cúficos en la fachada principal. Interiormente las naves se compartimentan en nueve espacios cubiertos con bóvedas nervadas, todas diferentes, gracias a cuatro columnas exentas con capiteles visigóticos sobre las que voltean doce arcos de herradura. En el siglo XII se le añadió una cabecera románico-mudéjar, formada por un ábside semicircular y presbiterio recto, y decorada interiormente con frescos románicos, para adaptarla al culto cristiano. Exteriormente se decora con arquerías ciegas de herradura, siendo el acceso de tres puertas con tres arcos diferentes: polilobulado, de medio punto y de herradura.

 

Sinagoga de Santa María la Blanca

Construida en el siglo XIII, guarda las características del mudéjar toledano, fue levantada como sinagoga hasta que en el siglo XV se transforma en una iglesia. Tiene la planta de salón de cinco naves paralelas con alturas progresivamente decrecientes hacia el exterior y apoyadas en arquerías de herradura sobre pilares octogonales. Todo ello de ladrillo convenientemente enfoscado y blanqueado, con capiteles de artística yesería.

En los muros, albanegas, arquerías ciegas y frisos; pueden admirarse delicados atauriques de influencia andaluza, algo más modernos y originalmente policromados. En el siglo XVI se convierte en beaterio y el cardenal Silíceo encomienda al arquitecto Alonso Covarrubias la realización de las tres capillas en la cabecera, coronada la central con una bóveda de media naranja sobre trompas y las otras se cubren con cuartos de esfera sobre pechinas.

lo tiene una manecilla. Y, finalmente la Puerta de los Leones, del transepto sur, combinando las esculturas gzar. Es uno de los pocos edificios exentos de la ciudad. Los vestigios de las estructuras anteriores indican que siempre fue un lugar fortificado, desde el pretorio romano y la defensa de la alcazaba musulmana.

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